¿Las estrellas realmente se forman en racimos?

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La visión de larga data sobre la formación de estrellas es que se forman en grupos. Las nubes pequeñas con suficiente masa para formar una sola estrella no pueden cumplir las condiciones necesarias para condensarse. En una nube grande, donde las condiciones son suficientes, una vez que comienza una estrella, los efectos de retroalimentación de esta estrella desencadenarán otra formación de estrellas. Por lo tanto, si obtiene uno, probablemente obtendrá muchos.

Pero un nuevo artículo analiza de manera crítica si todas las estrellas realmente se forman en grupos o no.

La principal dificultad para responder a esta pregunta se reduce a una simple pregunta: ¿Qué significa estar "en" un grupo? En general, los miembros de un grupo son estrellas que están unidas gravitacionalmente. Pero a medida que pasa el tiempo, la mayoría de los grupos eliminan miembros como interacciones gravitacionales, tanto internas como externas, que eliminan los miembros externos. Esto difumina el límite entre estar atado y desatado.

Del mismo modo, algunos objetos que inicialmente pueden parecer muy similares a los clústeres pueden ser grupos conocidos como una asociación. Como su nombre indica, aunque estas estrellas están muy cerca, no están realmente unidas. En cambio, sus velocidades relativas harán que el grupo se disperse sin la necesidad de otros efectos.

Como resultado, los astrónomos han considerado otros requisitos para ser realmente miembros de un grupo. En particular para formar estrellas, existe la expectativa de que las estrellas en racimo puedan interactuar unas con otras durante el proceso de formación.

Estas son las consideraciones que este nuevo equipo utiliza como base, dirigido por Eli Bressert de la Universidad de Exeter. Usando observaciones de Spitzer, el equipo analizó 12 regiones cercanas de formación estelar. Al realizar la encuesta con Spitzer, un telescopio infrarrojo, el equipo pudo perforar el velo polvoriento que normalmente esconde a estrellas tan jóvenes.

Al observar la densidad de los objetos estelares jóvenes (YSO) en el plano del cielo, el equipo intentó determinar qué porción de estrellas podría considerarse verdaderos miembros del cúmulo bajo varias definiciones. Como era de esperar, la respuesta dependía mucho de la definición utilizada. Si se tomara una definición flexible e inclusiva, determinarían que el 90% de los YSO se consideraría como parte del grupo de formación. Sin embargo, si la definición se dibujó en el extremo estrecho, el porcentaje se redujo hasta un 40%. Además, si el criterio adicional de necesitar estar tan cerca que su "formación / evolución (junto con sus discos y / o planetas circunestelares) pueda verse afectada por la proximidad de sus vecinos de baja masa", el porcentaje se redujo a un escaso 26%.

Al igual que con otros límites de definición, las objeciones pueden parecer poco más que una distracción. Sin embargo, con un número tan variable que se les atribuye, estas tonterías tienen una gran importancia ya que las definiciones inconsistentes pueden distorsionar en gran medida la comprensión. Este estudio destaca la necesidad de claridad en las definiciones por las cuales los astrónomos luchan constantemente en un universo confuso lleno de poblaciones superpuestas y sombras de grises.

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